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Mostrando las entradas de agosto, 2021

Las figuras inhertes

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  “Así ocurrió el crimen del museo de cera”     Museo de Cera de La Villa (Fotos: Mario Yaír T.S.)   Como de costumbre, la sirvienta llegó aquel domingo a las 8:30 de la mañana para empezar su labor. Era domingo 18 de agosto de 1963 en una habitación contigua al Museo de Cera de la Villa, donde la sirvienta tocó en repetidas ocasiones a la patrona. Se asomó por un hueco de la ventana y alcanzó a ver la televisión prendida. Por entre la reja le gritó a la patrona Zoila.   Zoila Valdivieso vivía con Carlos Neira, uno de los hijos del linaje Neira Castillo. Los Neira Castillo eran conocidos por toda la ciudad por haber dado origen al Museo de Cera del centro. Todos recordaban las esculturas de Don José Neira, pero cuando él murió en 1939, los hermanos Neira Castillo al mando de su madre se hicieron cargo del museo y abrieron otro en 1956. Así nació el Museo de Cera de la Villa, con las esculturas hechas por la familia.     Después de tocar y gritar en repetidas ocasiones, preocupada,

La prueba que falta

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  “El primer juicio en el mundo en conocer el derecho moderno”   Fachada duranguense (Fotos: Mario Yaír T.S.)   Son las 10 de la noche del 8 de agosto de 1835 en Durango. Nepomucena Alcalde, de apenas 19 años, corre atada por los pasillos de su casa en la calle del Pendiente (hoy Patoni) hasta la cocina. Tres sirvientas dormidas dentro escuchan como patea la puerta y grita ¡Auxilio! ¡Hirieron a mi marido! La sirvienta Josefa le ofreció desatarla, pero Nepomucena exigió correr así hasta el cuartel.    Las calles enlodadas por la lluvia son testigos del policía que acompaña a las mujeres desde el cuartel hasta el lugar del crimen. Al centro de la recámara, Silvestre Hernández con la cabeza medio cercenada y un charco de sangre que le brota del vientre, ha fallecido. Nepomucena asegura que dos hombres la amenazaron y que al intentar un robo hirieron a su marido, pero puertas y ventanas están cerradas por dentro y no hay una sola huella de lodo en la casa. Solo aparecen debajo de la

Un milagro nada milagroso

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“Piratas protestantes, la Nao de Manila y una ¿cruz milagrosa?”   Playas de Oaxaca (Fotos: Mario Yaír T.S.)   El imperio español crece a pasos demoledores. Sus tierras provistas de riquezas se extienden hasta Asía, de donde provienen las más exóticas rarezas a bordo de la Nao de Filipinas. Pero los piratas financiados por los imperios enemigos, no cesan sus ataques contra las ciudades costeras mexicanas. No solo eso produce escozor, el tema religioso también es un problema, pues mientras el Imperio Español llama y controla todo en favor del catolicismo romano, los ingleses transitan al protestantismo moderado bajo el mando de Isabel I permitiendo una relativa libertad religiosa en su territorio. Por eso cuando la noticia de una enorme flota construida por España amenaza con invadir Inglaterra, la tensión diplomática en Europa va en aumento.      Así llegamos al 6 de agosto de 1587 cuando el pirata de 22 años, Thomas Cavendish, pisó el devastado puerto de Huatulco. Devastado, porque