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Mostrando las entradas de enero, 2021

De la mano con la fortuna

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“Una anécdota sobre la escultura que concede suerte a quienes la tocan”     La diosa Fortuna (Fotos: Mario Yaír T.S.) El 5 de febrero de 1982 se inauguró la Plaza Tapatía como un puente turístico entre la catedral de Guadalajara y el Hospicio Cabañas. Al centro de uno de sus jardines se colocó una vieja escultura conocida como “La diosa Fortuna”, pero una mañana amaneció mutilada. La mano y el cetro habían desaparecido. Una campaña tuvo lugar por todo el estado para recuperar la extremidad extraviada. Se ofreció una buena recompensa y en las iglesias los sacerdotes llamaban a la honestidad. Sin éxito y ante el temor de un mayor daño, la escultura fue reubicada en el lobby del Teatro Degollado en 2004. Era la quinta vez que Fortuna era cambiada de lugar.   Teatro Degollado Hugo Testolini, restaurador y colaborador de la Dirección de Patrimonio, se dio a la tarea de investigar la historia de aquella escultura para resarcir su daño. La gente decía que era una diosa caprichosa

El último sueño del porfiriato

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“Así llegó el orden y el progreso a la ciudad blanca”   Palacio de Cantón (Fotos: Mario Yaír T.S.)   El general Francisco Cantón se mece lentamente en la silla de su terraza. Está visiblemente demacrado, el cabello alborotado, la camisa ya le queda grande y los últimos 3 años ha adelgazado mucho. Ya no es lo que era antes. No solo él, sino nada. Antes, todo lo que tenía a la vista eran terrenos baldíos de selva espesa. El quiso volverlos provechosas haciendas, grandes mansiones y ejemplos de modernidad, pero ahora... ahora no comprende los nuevos rumbos. Está atrapado en la nostalgia que lo consume.   La fama del general Cantón inició en la Guerra de Reforma. Apenas el emperador Maximiliano puso un pie en México, Cantón, apoyado en el gobernador de Yucatán, Felipe Navarrete, habían combatido contra los liberales en Campeche. Para él, el único que podía poner orden en el inestable país era un emperador con educación extranjera. Pero el gusto le duró poco pues el 4 de junio de

La tumba de la gruta

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“¿Quién descubrió realmente Cacahuamilpa?"   Turistas en Cacahuamilpa (Fotos: Mario Yaír T.S.)   Llegó demasiado lejos, ese fue su error. ¿Qué se sentiría estar con una fractura rodeado de la total obscuridad, en una tenebrosa gruta monumental, donde el único ruido son los ecos de las gotas y los chillidos de los murciélagos? Un explorador inglés es el protagonista de la conocida historia. En Guerrero es conocido: Luego de sufrir un accidente a principios del siglo XIX mientras exploraba las imponentes grutas de Cacahuamilpa, el hombre sufrió un aparatoso accidente del cual ya no se pudo levantar. Su perro que lo acompañaba, logró salir de la gruta hasta el pueblo más cercano en donde tras tres días de gemir y aullar pidiendo auxilio sin éxito, retornó al sitio del accidente. Se cree que fue el hombre que redescubrió las grutas, pero no tiene nombre ni fecha de muerte porque según la historia, sus huesos con los de su perro fueron hallados varias décadas después. Pero

La fiestita de botello

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“La leyenda de una momia fiestera”   El padre Botello (Fotos: Mario Yaír T.S.) Mucho antes de la Guerra de Reforma, llegó a Toluca un extranjero que por su blanca piel y acento, pronto fue aceptado en sociedad. Era un tipo simpático de habla envolvente que fácilmente se ganó la confianza de la gente porque además decía, era sacerdote. Predicaba dando los sacramentos en las haciendas y rancherías cercanas ganándose a los adinerados hacendados por sus sermones tan graciosos. Siendo sociable y campechano, no solo ganaba cuantiosas limosnas sino que además se colaba en las fiestas y comidas de sus fieles con total impunidad. A nadie le molestaba tan gustosa compañía, pero a los sacerdotes de Toluca sus actitudes no gustaron. Los párrocos habían descubierto que el hombre era un adicto a la “sangre de Cristo”, de tal modo que completamente ebrio comenzó a revelar los secretos de la confesión.   Vitrina del Gabinete de Historia Natural antes de su remodelación Indignados preparar

Con la vida rota

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“¡¡¡Chucho el roto volvió a escapar!!!”     Biblioteca de las Revoluciones (Fotos: Mario Yaír T.S.)   Al triunfo de la reforma, la mayoría de los soldados que habían servido a los ideales de Juárez quedaron en la miseria sin reconocimiento alguno. Uno de ellos, Jesús Arriaga, como pudo montó su negocio de carpintería en la ciudad de México e inició un amorío con una pariente de Domingo Benítez. Su vida pasaba sin pena ni gloria hasta la noche del 27 de enero de 1868 cuando Benítez y su banda robaron la joyería Colonnier. La siguiente es la historia de una justicia injusta y de cómo se rompe la delgada línea que separa a los héroes de los villanos. Acusado injustamente por su relación con la pariente de Benítez, Arriaga fue enviado a prisión. El juzgado lo declaró inocente por la falta de evidencias pero el gobernador del DF, el consolidado héroe de la reforma Juan José Baz, inventó cargos en su contra y lo envió al tribunal de vagos. Ahí sería condenado al destierro a Yuc

Una vida radiante

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“El peor desastre nuclear del continente americano”   Panorámica del Cerro de la Bufa (Fotos: Mario Yaír T.S.) Son las 9 de la noche del 26 de enero de 1984 y una gran movilización ocurre en la colonia Altavista de Ciudad Juárez. Los helicópteros fueron quienes dieron la alarma. Hombres cubiertos con trajes de plomo hasta los dientes llegan hasta una camioneta blanca estacionada frente al #1981 de la calle Aldama. - ¡Nadie toque nada! – gritan de lejos - ¡Evacuen rápido! – La pick-up emite niveles de radiación espeluznantes, hasta 1000 roetgens por hora (lo mismo a hacerse 20mil radiografías). Urgía sacar la camioneta de ahí pues estaba en medio de la ciudad. Así se daba a conocer el peor accidente nuclear del mundo. Diez días atrás, la mañana del 16 de enero, los detectores de radiación del Laboratorio Los Álamos en EUA que avisaban si algún camión salía con material del laboratorio, detectaron radioactividad. Ningún auto había salido de ahí, solamente había pasado cerca

El viaje del samurái

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“El primer encuentro ocurrido entre México y Japón"   Detalle de un abanico japonés (Fotos: Mario Yaír T.S.) En 1613 el virrey Don Luis de Velasco solicitó al explorador Sebastián Vizcaíno que fuera en búsqueda de unas misteriosas islas hechas de oro y plata que estaban en el Pacífico. Vizcaíno no encontró las islas, pero halló terribles tifones que lo obligaron a naufragar rumbo a una tierra desconocida. Ahí habitaba un terrateniente muy poderoso llamado Date Masamune bajo el mandato del shogun Hideata Tokugawa. Vizcaíno no era el primer español ahí, pues varios frailes ya habían llegado desde hacía tiempo evangelizando la zona. Había llegado a Japón. Con los ojos puestos en el dinero, Masamune pensó que el cristianismo podía ser un buen pretexto para el comercio. Así convenció al shogun de enviar una comitiva de 180 personas a conocer el lugar de donde provenía Vizcaíno. La comitiva llegó al puerto de Acapulco el 25 de enero de 1614. Entre los 180 tripulantes iba el