¿El disparo de Villa?
“La otra versión del famoso agujerito"
El disparo de “La Ópera" (Fotos: Mario Yaír T.S.)
Harto
del escándalo de sus tropas que no dejaba escuchar al mesero, Pancho
Villa sacó su pistola y disparó al techo desde su mesa al grito de
¡orden! Ese agujero del techo es admirado como el balazo que Villa
habría dejado en el bar La Ópera en la Ciudad de México… “Que poca madre
que hasta mis maldades son plagiadas por un cabrón cuya memoria no
necesita más leña” decía el verdadero autor del balazo.
Era una
tarde de 1950 cuando Bernabé Jurado, el “abogángster” se encontraba
bebiendo en La Ópera junto al lic. Godínez, el periodista “el Duque”, su
ayudante Alfonso y Francisco Liguori. De atrás del bar, un ebrio
lanzando insultos se acercó a la mesa, apuntó a Godínez y gritó “¡Ahora
sí que se los llevó la chingada!”. Bernabé sacó de inmediato su pistola
.45 para dispararle, pero en ese instante Alfonso lo golpeó por el codo y
la bala fue a dar al techo. El Duque le reventó una botella al ebrio
quien cayó rendido. Antes de salir, le untaron mierda en la cara y lo dejaron tirado en medio de la cantina, cuando todavía era
cantina.
Convertida una década más tarde en barecito para el
turismo y el jet set, los dueños poco querían que se vinculara el balazo
con el emperador de la corrupción judicial; así corrieron la leyenda de
que el agujerito nunca reparado era obra de Pancho Villa. Sin embargo
aquella tarde Pancho Liguori había pedido papel y pluma con los que
escribió un rápido epigrama que dejaría testimonio del “balazo que
Jurado le metió al techo de una cantina”.
Eugenio Aguirre rescata
la anécdota en su libro “El abogángster”, quien a su vez la saca del
epigrama de Liguori. Ese balazo incrustado en realidad pertenece a otro
personaje cuyo mundo nos lleva al lado obscuro del milagro mexicano. Sin
duda una historia, que revela la facilidad con la que la memoria de una
ciudad puede pintarse de rosa.
Restaurante Bar “La Ópera" |
Detalles Art-Nouveau de “La Ópera" |
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