Esos extraños muñecos
“¿Quiénes son los muñecos de la casa de los muñecos?”
Se
le llama “la fachada barroca poblana por excelencia” y no es para
menos. Sin embargo la popular fachada de la Casa de los Muñecos en el
centro de Puebla, es protagonista de uno de los misterios más extraños
del mundo novohispano.
Para los chismologos la historia es fácil de contar: Según el rumor, Agustín de Ovando, heredero del solar, decidió realizar en 1792 una remodelación que consistía entre otras cosas en agregar un piso más a la lujosa mansión. El problema era que al otro lado de la calle se encontraba el antiguo Ayuntamiento, y si la mansión crecía opacaría la sede gubernamental.
Siendo Don Agustín un poderoso aristócrata, se le concedió el permiso desde España de construir su casa como él quisiera. Así, para burlarse más del Ayuntamiento, decidió retratar a cada uno de los 15 miembros del cabildo ridiculizándolos en la fachada. La leyenda nacida de la pluma del Dr. Leicht (1967) ubica a cada uno de los regidores de la época con uno de los muñecos, sin embargo dos detalles revelan la mentira: entre los regidores no había mujeres, y en la fachada si las hay; y además Ovando mismo era regidor.
Para los chismologos la historia es fácil de contar: Según el rumor, Agustín de Ovando, heredero del solar, decidió realizar en 1792 una remodelación que consistía entre otras cosas en agregar un piso más a la lujosa mansión. El problema era que al otro lado de la calle se encontraba el antiguo Ayuntamiento, y si la mansión crecía opacaría la sede gubernamental.
Siendo Don Agustín un poderoso aristócrata, se le concedió el permiso desde España de construir su casa como él quisiera. Así, para burlarse más del Ayuntamiento, decidió retratar a cada uno de los 15 miembros del cabildo ridiculizándolos en la fachada. La leyenda nacida de la pluma del Dr. Leicht (1967) ubica a cada uno de los regidores de la época con uno de los muñecos, sin embargo dos detalles revelan la mentira: entre los regidores no había mujeres, y en la fachada si las hay; y además Ovando mismo era regidor.
Así nace el enigma. ¿Quiénes son entonces los
muñecos? Para el investigador Erwin Walter Palm, fue la Guerra de
Independencia la que provocó que este tipo de lecturas novohispanas se
perdiera. Por eso se perdieron las pistas concretas.
Antonio Deana aseguraba que se trata de personajes populares de Puebla, pero la versión más aceptada es la de Palm quien dice que se trata de una mezcla de mitos griegos. Algunos muñecos representarían las tareas de Hércules, mezclados con iconografías cristianas y prehispánicas. Por eso en un friso Hércules carga un niño Dios.
Hércules no es el único personaje clásico. En la talavera también se han podido identificar a Neptuno, Atlas, Plutón, Diana, Luna y Flora. Pero quizá el dibujo más extraño es para muchos el baile con la serpiente que tiene lugar en el piso superior. La rebuscada teoría asegura que es la representación de Cuetlaxcohapan, o “lugar de serpientes”; nombre nahuatl con que se denominaba antiguamente a la planicie que hoy conocemos como Puebla de los Ángeles. Ahí bailan los mitos griegos con los prehispánicos, en un extraño mestizaje que muchos mestizos hemos preferido olvidar.
Antonio Deana aseguraba que se trata de personajes populares de Puebla, pero la versión más aceptada es la de Palm quien dice que se trata de una mezcla de mitos griegos. Algunos muñecos representarían las tareas de Hércules, mezclados con iconografías cristianas y prehispánicas. Por eso en un friso Hércules carga un niño Dios.
Hércules no es el único personaje clásico. En la talavera también se han podido identificar a Neptuno, Atlas, Plutón, Diana, Luna y Flora. Pero quizá el dibujo más extraño es para muchos el baile con la serpiente que tiene lugar en el piso superior. La rebuscada teoría asegura que es la representación de Cuetlaxcohapan, o “lugar de serpientes”; nombre nahuatl con que se denominaba antiguamente a la planicie que hoy conocemos como Puebla de los Ángeles. Ahí bailan los mitos griegos con los prehispánicos, en un extraño mestizaje que muchos mestizos hemos preferido olvidar.
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