La mujer de piedra

“Decían que por la noches la estatua cobraba vida"

La mujer de piedra de Huichochitlan (Fotos: Mario Yaír T.S.)
 

Todo comenzó cuando una estatua de una mujer tallada en cantera se colocó a un costado del templo de San Cristóbal Huichochitlan. Nadie sabía quién o porqué la habían colocado ahí, así que los otomíes comenzaron a dar varias versiones de la historia.

Unos decían que la había regalado Adolfo Villa, el escultor emérito del pueblo que ya había hecho varias obras públicas por el estado; otros que en realidad junto con el San Cristóbal del jardín, habían sido encontradas enterradas en el atrio del templo y el párroco las quiso exhibir. Otros feligreses creían que se trataba de alguna santa que no habían podido identificar. 

Para la mayoría el San Cristóbal era fácil de identificar pues tanto el templo como el nombre del pueblo dan motivo a la escultura, pero el misterio se encontraba en la mujer. Entonces llegaron las leyendas. Ante tan misteriosa dama los otomíes aseguraban que por las noches cuando terminaban alguna celebración y pasaban a un costado del templo, la mujer ya no se encontraba en su pedestal. Luego una señora aseguró verla con la misma ropa que la escultura, parada enfrente de su casa la misma noche que falleció su marido.

Pronto se hizo conocida la historia de la mujer que auguraba la muerte y comenzaron a temerle. Se decía que aparecía haciendo crujir las milpas moviéndose entre las cosechas, que a veces movía las cortinas de las casas para que pudieran verla o que simplemente caminaba por las calles del pueblo apareciéndose a quienes trabajaban hasta tarde o a los que se quedaban de fiesta en las cantinas. A los niños se les prohibía acercarse al jardín, la gente ya ni siquiera se asomaba al templo y muchos tenían miedo de que apareciera en las madrugadas.

Fue hasta que una comitiva de señores quiso exigir que la retiraran cuando un anciano aplacó la situación. El viejecito decía que no era ni una santa, ni la muerte, sino que era nada más y nada menos que la emperatriz Carlota. Él hablaba con sustento histórico pues en algún momento de octubre de 1864, mientras Maximiliano acudía a ver la situación en Toluca durante el II Imperio, ella hizo varias visitas al pueblo. La estatua habría sido realizada en su honor, pero al triunfo de la república fue escondida hasta que volvió a ver la luz en los 80.

La gente del pueblo quedó conforme con la historia y se empezó a ver a la mujer con respeto. En algunas guías de turismo mencionan la escultura de la emperatriz, pero para los escépticos lo cierto es que aquella mujer tiene poco parecido y sus ropas tampoco concuerdan. Poco importa mientras la gente esté tranquila y mientras la doncella se quede quietecita en su pedestal. Hasta que nadie salga a desmentir la última versión, el misterio de “la mujer de piedra” quedará en el silencio.

 

La mujer de piedra de San Cristóbal Huichochitlan

Comentarios

Más vistos

Un encuentro con la fiera del Fru-Fru

Requiém para el Cine Ópera

El último momento

Un sueño en el olvido

Los motivos de Sor Filotea