La noche de los rábanos
“Una curiosa forma de marketing porfiriano"
Desde
1563 en las tierras cercanas a la Hacienda de la Noria en Oaxaca, los
frailes cosechaban flores y hortalizas; de ahí que el pueblo naciente
llevara el nombre de Trinidad de las Naborías. Con la evangelización
concluida, era la Misa de Gallo y las calendas, las celebraciones que
más gente congregaban al centro de Oaxaca. Esto permitió el nacimiento
del mercado de la Vigilia de Navidad que ocupaba las principales calles
el 23 de diciembre. Fueron los pobladores de Naborías quienes
comenzaron la competencia.
Con el fin de que la gente se acercara a sus
puestos a comprar hortalizas, realizaban esculturas con los ejemplares
más gruesos o bonitos que demostraran la calidad del producto. Al principio eran figuritas simples como flores o animalitos usando las formas caprichosas, pero al paso del tiempo se volvieron cada vez más complejas. Sin más
datos que un texto de Alejandro Méndez Aquino, se asegura que luego de ver como los puestos competían entre si por la belleza del trabajo, el
gobernador Francisco Vasconcelos permitió que el 23 de diciembre de 1897
se celebrara el primer concurso de esculturas en rabanitos de la
ciudad.
No se ha detenido. Todo Oaxaca hoy sabe que el 23 de
diciembre, la plaza principal se vuelve una romería de esculturas
surreales que buscan competir. Hay tres categorías, la de Totomoxtle
(que es la hoja seca del maíz), la de flores y la de los clásicos
rabanitos… o rabanotes más bien, pues con semejante tamaño de hortalizas
se crean dragones, edificios, nacimientos enteros y todo tipo de
decoraciones que envidiaría cualquier restaurante de alta cocina con sus
hielos esculpidos.
La romería empieza desde temprano cuando se montan los puestos y se hacen los últimos retoques. La gente admira curiosa como una tarima sencilla se convierte en una verdadera obra de arte efímera. A las 4 de la tarde todos los puestos deben estar listos para la visita de los jueces, pues en unas horas más las hortalizas se secan. La noche marca el fin de las esculturas comestibles, sin nadie capaz de detener el tiempo, este arte comestible en apenas unas horas, deja el mundo con el año viejo que se termina de marchitar. Así en medio de fuegos artificiales y una verbena popular, termina el mundo de fantasía del viejo barrio de Naborías.
La romería empieza desde temprano cuando se montan los puestos y se hacen los últimos retoques. La gente admira curiosa como una tarima sencilla se convierte en una verdadera obra de arte efímera. A las 4 de la tarde todos los puestos deben estar listos para la visita de los jueces, pues en unas horas más las hortalizas se secan. La noche marca el fin de las esculturas comestibles, sin nadie capaz de detener el tiempo, este arte comestible en apenas unas horas, deja el mundo con el año viejo que se termina de marchitar. Así en medio de fuegos artificiales y una verbena popular, termina el mundo de fantasía del viejo barrio de Naborías.
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