Aquí estuve yo
“Esta antigua plaza de toros conserva graffities históricos"
Desde
1975 la Plaza de Toros de San Pedro en Zacatecas es solo un recuerdo.
Abandonada a su suerte, fue adquirida por la cadena de hoteles Camino
Real quien abrió de nuevo el espacio en 1989 como el Hotel Quinta Real.
El único ruedo ahora, es el nombre del restaurante del hotel. Y las
fabulosas faenas se reducen a bodas celebradas en lo que alguna vez fue
la plaza de toros más popular de la ciudad.
Inaugurada oficialmente en 1866 (aunque se dice que ya existía desde antes), la idea del hotel fue restaurar la plaza y convertirla en el patio más emblemático del inmueble. Sin embargo al iniciar el proyecto, los arquitectos Ricardo y Roberto Elías notaron una asombrosa curiosidad que se volvió parte del inmueble casi de inmediato.
Inaugurada oficialmente en 1866 (aunque se dice que ya existía desde antes), la idea del hotel fue restaurar la plaza y convertirla en el patio más emblemático del inmueble. Sin embargo al iniciar el proyecto, los arquitectos Ricardo y Roberto Elías notaron una asombrosa curiosidad que se volvió parte del inmueble casi de inmediato.
Fueron esos
guiños históricos los que permitieron que ambos ganaran ese año el
Premio Internacional de Arquitectura. Sin embargo la plaza hoy rodeada
de gimnasio, spa, alberca y costosas habitaciones, solo revela sus
secretos a los huéspedes verdaderamente curiosos.
Solo basta bajar a la arena y buscar entre los arcos, un pequeño salón de no más de 3 metros de ancho. El vidrio entre los arcos revela el pequeño espacio. Es un lugar vacío que desde fuera no llama la atención; por dentro las paredes descarapeladas tampoco son acogedoras, sin embargo hay que acercar la vista. El lugar debió servir como zona de descanso para los toreros pero recuerda que a lo largo del siglo XX, las corridas no eran el único espectáculo que se hacía en el lugar.
Solo basta bajar a la arena y buscar entre los arcos, un pequeño salón de no más de 3 metros de ancho. El vidrio entre los arcos revela el pequeño espacio. Es un lugar vacío que desde fuera no llama la atención; por dentro las paredes descarapeladas tampoco son acogedoras, sin embargo hay que acercar la vista. El lugar debió servir como zona de descanso para los toreros pero recuerda que a lo largo del siglo XX, las corridas no eran el único espectáculo que se hacía en el lugar.
Solo entonces se
revelan pintas y grafitis con las siguientes leyendas: “RECUERDO DE
PERLA DEL CIRCO UNIÓN. 21 nov 1955”, “Circo Bells 2 -7 -60”, “Hermanos
Vázquez Circo, 3 – julio – 60”, “Circo Atayde Hermanos. Recuerdo de la
Matildona. 1948”. Los Vikings, famosos equilibristas, dibujaron sus
siluetas en el grafiti de su visita en 1955, mientras que una trapecista
enmarca su nombre dentro de un corazón en 1952.
Apenas perceptible un viejo cartel anuncia la llegada del circo a Zacatecas dentro de la Plaza Toros. Los nombres son fantasmas desconocidos en las paredes. Es, como todos lo indican, un recuerdo de los pies de domadores de leones, magos, lanza cuchillos e incluso un electricista que quisieron dejar testimonio de su visita. Son fanfarrias silenciadas y gritos de asombro que alguna vez sonaron en el emblemático patio del Quinta Real; y que solo están dispuestos a apantallar por última vez a quienes van en busca de algo más que un lugar para dormir.
Apenas perceptible un viejo cartel anuncia la llegada del circo a Zacatecas dentro de la Plaza Toros. Los nombres son fantasmas desconocidos en las paredes. Es, como todos lo indican, un recuerdo de los pies de domadores de leones, magos, lanza cuchillos e incluso un electricista que quisieron dejar testimonio de su visita. Son fanfarrias silenciadas y gritos de asombro que alguna vez sonaron en el emblemático patio del Quinta Real; y que solo están dispuestos a apantallar por última vez a quienes van en busca de algo más que un lugar para dormir.
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