Curiosidades entomológicas
“Cuando las monjas se entretenían amaestrando y vistiendo pulgas”
La
infestación colmó la paciencia de la madre superiora, no había manera
de deshacerse de las pulgas que invadían aquel convento en Michoacán.
Incluso hicieron un rosario para que por intercesión divina abandonaran
sus aposentos. Uno de los confesores llegó a sugerir que la
desobediencia de las pulgas se debía a que tenían pacto demoniaco y por
lo tanto debían ser excomulgadas (si en París se había hecho ¿por qué
aquí no?). Pero era tan aburrida la vida conventual que las monjas
idearon una insólita manera de acabar con esa peste.
Una a una, las pulgas fueron cazadas por las monjas luego de espulgarse los cabellos y revisar hábito por hábito en las celdas. Las metían en unas vasijas de cristal e intentaron amaestrarlas amarrándoles un hilo y haciéndolas saltar por aritos diminutos. Pero lo más singular fue cuando las pulgas murieron.
Una monja decidió darle cristiana sepultura a una de sus pulgas amaestradas, así que la metió dentro de una cajita y la vio tan simpática ahí dentro que decidió vestirla de gala igual que como se enterraba a las monjas coronadas, pero sin caer en la herejía. Quedó tan primorosa vestidita de purépecha que presumió su creación con el resto de sus hermanas. Desde entonces las monjas, incluyendo madre superiora, se entretenían vistiendo pulgas que vendían en el mercado como una curiosidad.
Una a una, las pulgas fueron cazadas por las monjas luego de espulgarse los cabellos y revisar hábito por hábito en las celdas. Las metían en unas vasijas de cristal e intentaron amaestrarlas amarrándoles un hilo y haciéndolas saltar por aritos diminutos. Pero lo más singular fue cuando las pulgas murieron.
Una monja decidió darle cristiana sepultura a una de sus pulgas amaestradas, así que la metió dentro de una cajita y la vio tan simpática ahí dentro que decidió vestirla de gala igual que como se enterraba a las monjas coronadas, pero sin caer en la herejía. Quedó tan primorosa vestidita de purépecha que presumió su creación con el resto de sus hermanas. Desde entonces las monjas, incluyendo madre superiora, se entretenían vistiendo pulgas que vendían en el mercado como una curiosidad.
Pulgas recatadas del Museo de Historia Natural del Chopo |
Así se contaba que habían nacido las “Pulgas
Vestidas”, una peculiar artesanía mexicana que podía encontrarse en
Michoacán durante el siglo XIX y principios del XX. Las había campesinas
con sus palitas, vendedoras de flores, cargando leña, vestidas de
pastorcitos y listas para una boda con frac, velo blanco y todo. Escenas
rurales típicas del México decimonónico. Eran tan peculiares que en el
Museo de Historia Natural del edificio Art Nouveau industrial del Chopo,
tuvieron su propia vitrina en el ocaso del porfiriato.
Eran tan asombrosas que en la Habana se regalaban como un objeto precioso y en EUA los coleccionistas aún se las siguen peleando. Luego hubo pulgas futbolistas, cantantes, revolucionarias, militares, bailarinas y estrellas de cine dejando atrás el mundo rural. Pero un día el México moderno decidió que eran repulsivas para la civilizada sociedad, y de ser juguetes populares en los mercados pasaron al olvido de la historia.
Hoy raras veces es posible encontrarlas. Empolvándose en una vitrina del Museo del Juguete, resguardadas en el Instituto de Biología de la UNAM o en una caja olvidada entre las antigüedades de la Lagunilla. ¿Quién diría que en el encierro, las monjas convertirían la peste en una artesanía tan peculiar?
Eran tan asombrosas que en la Habana se regalaban como un objeto precioso y en EUA los coleccionistas aún se las siguen peleando. Luego hubo pulgas futbolistas, cantantes, revolucionarias, militares, bailarinas y estrellas de cine dejando atrás el mundo rural. Pero un día el México moderno decidió que eran repulsivas para la civilizada sociedad, y de ser juguetes populares en los mercados pasaron al olvido de la historia.
Hoy raras veces es posible encontrarlas. Empolvándose en una vitrina del Museo del Juguete, resguardadas en el Instituto de Biología de la UNAM o en una caja olvidada entre las antigüedades de la Lagunilla. ¿Quién diría que en el encierro, las monjas convertirían la peste en una artesanía tan peculiar?
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