El paseo de Minerva Beristain
“Una forma convincente de presionar por presupuesto"
Javier
Beristain Iturbide llegó a su edificio como de costumbre. Con su
corbata bien arreglada, el bigote recortado y el traje bien planchado,
era un día más en su puesto como Secretario de Finanzas de los últimos
años de vida del Departamento del Distrito Federal. Caminó por los
pasillos sin notar el silencio incómodo del personal que lo miraba
pasar. Todos estaban atentos a su oficina. El alto personaje llegó a la
hora exacta en la que había concedido una cita a la activista Marielena
Bastien quien cargaba una pequeña cajita.
El secretario la invitó a pasar a su oficina y ella se levantó abriendo la cajita. Con un movimiento rápido se pegó a su brazo y luego tomó cada quien su lugar. Marielena y Beristain eran viejos conocidos, ella era la directora del Zoológico de Chapultepec que en aquellos años 90 empezaba con su nueva imagen. Le había mostrado al funcionario el nuevo zoológico de pies a cabeza durante una visita informal y era conocida por asistir a eventos oficiales con todo tipo de animales. Por eso cuando preguntó a la secretaria de Beristain si podía llevar a “Minerva”, esta lo permitió creyendo se trataba de algún cachorrito de tigre o de león.
El secretario la invitó a pasar a su oficina y ella se levantó abriendo la cajita. Con un movimiento rápido se pegó a su brazo y luego tomó cada quien su lugar. Marielena y Beristain eran viejos conocidos, ella era la directora del Zoológico de Chapultepec que en aquellos años 90 empezaba con su nueva imagen. Le había mostrado al funcionario el nuevo zoológico de pies a cabeza durante una visita informal y era conocida por asistir a eventos oficiales con todo tipo de animales. Por eso cuando preguntó a la secretaria de Beristain si podía llevar a “Minerva”, esta lo permitió creyendo se trataba de algún cachorrito de tigre o de león.
Al estar sentados frente a frente, el Dr. Beristain miró su brazo y se puso completamente serio. Marielena le contó que había peregrinado ya por varias oficinas, incluyendo la del regente Espinosa y no lograba una respuesta positiva a sus peticiones. Sin dejar de mirar su brazo, Beristain le externó un reconocimiento al esfuerzo (como todo buen político) pero Marielena continuó. El zoológico endeudaba 6 meses de pagos a vigilancia y jardinería, además de la amenaza de demandas de los proveedores con quien también había deudas; todo sin mencionar el alto costo de mantenimiento.
Beristain dijo que se hablaría con los proveedores agradeciendo la paciencia, pero en ese momento no había presupuesto; acercó lentamente el brazo a Marielena y dijo – pero por favor recoja su arañita - Y mientras la peluda tarántula Minerva se paseaba por la manga del serio funcionario, Marielena lo miró, y sin pensarlo dos veces, simplemente dijo – A cambio de un cheque - Enmudecido por la respuesta, Beristain quedó perplejo.
Hoy los zoológicos capitalinos tienen una línea de presupuesto de 500mil pesos que fue aprobado una mañana desde la Secretaría de Finanzas del DDF por intercesión de Minerva. Marielena confiesa que cualquier otro político hubiera reventado, y cuando sus superiores se enteraron le pusieron una regañiza. Pero poco importó, porque después de aquella insólita entrevista el secretario terminó adoptando y bautizando a Minerva con su apellido. Actualmente, la difunta Minerva Beristain está resguardada en laboratorio del insectario de Chapultepec sin que nadie tenga ni la más remota idea de haber sido cómplice de una singular táctica de presión.
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