La bestia de Michoacán
“El día en que un animal nunca antes visto atacó la ciudad"
Aquella
madrugada de 1957 las fuerzas del ejército mexicano se encuentran
reunidas en el estadio de Ciudad Universitaria. Ahí tres geólogos
comandan la misión: Arturo Ramos, el Dr. Velazco y Hank Scott. Los tres
habían llegado a estudiar la reciente explosión del Paricutín pero en su
camino hallaron destruido el pueblo de San Lorenzo, con una situación extraña; sin un solo
rastro de haber sido provocado por el volcán.
Los vecinos del pueblo decían que era un demonio que venía de las entrañas de la tierra. Los terremotos de la erupción volcánica habían abierto grietas colosales por donde salían esos seres en busca de alimento. En efecto, los geólogos encontraron la grieta; pero cuando de ella vieron salir por la noche unos alacranes gigantes, dieron aviso al ejército. Estos animales caminaban aprisa hasta los pueblos cercanos y con sus enormes tenazas tomaban a la gente y les inyectaban veneno en la espalda para comerlos después.
Los vecinos del pueblo decían que era un demonio que venía de las entrañas de la tierra. Los terremotos de la erupción volcánica habían abierto grietas colosales por donde salían esos seres en busca de alimento. En efecto, los geólogos encontraron la grieta; pero cuando de ella vieron salir por la noche unos alacranes gigantes, dieron aviso al ejército. Estos animales caminaban aprisa hasta los pueblos cercanos y con sus enormes tenazas tomaban a la gente y les inyectaban veneno en la espalda para comerlos después.
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El ejército aguarda en el estadio de C.U. (1957) |
Ante la macabra escena, el ejército acudió al sitio a dinamitar todo lo que hubiese dentro del boquete; y terminada la operación Michoacán descansó tranquilo (o eso parecía). Cuando apareció la noticia en televisión del aparatoso descarrilamiento del ferrocarril Laredo-Buenavista, las escenas de un alacrán de 20 metros de largo muerto al lado de las vías desconcertaron al país. Aún peor, los sobrevivientes habían visto antes del accidente a un animal mucho más grande matando al alacrán. Su pelea descarriló los trenes y el animal se dirigía a la Ciudad de México.
Con la gente huyendo despavorida por el centro y los negocios cerrando apresuradamente, el animal fue visto entrando por los arcos del Monumento a la Revolución. Al mando del geólogo yankee, el ejército consiguió restos de carne del Mercado de San Juan y a bordo de un auto atrajo al animal por Avenida Juárez, Reforma y luego Insurgentes con la misión de que llegara al estadio de CU. Ahí los científicos de la UNAM habían logrado crear un arma que lanzaba un choque eléctrico y podría ser la última esperanza para matarlo.
Estadio de C.U. |
Ante un ejército atónito, el colosal escorpión negro que doblaba en tamaño a los alacranes michoacanos de 20 metros, trepó por las paredes del estadio y entró al campo. El momento es espeluznante. La gente grita despavorida en el cine Alameda y el Metropolitan. Las bestias colosales han decidido atacar las ciudades modernas. Godzilla en Tokio, King Kong en Nueva York, y ahora “The Black Scorpion” en la Ciudad de México.
Video: El ataque del Escorpión Negro
Cuadro por cuadro el escorpión toma vida. Los mexicanos reconocen en las escenas, tomas de la vida real. La gente que cierra sus negocios en pantalla, en realidad huía de la marcha de estudiantes que cambió el nombre a la Av. Casas Alemán por Universidad. Los editores americanos usaron las escenas filmadas durante su estancia en México para no pagar extras. En los tiempos de la serie B; tarántulas, dinosaurios, hormigas y hasta una mujer de 50 pies de alto lideran el mundo del terror de bajo presupuesto.
De pronto activan la máquina. Los tanques que Ruiz Cortines prestó para el rodaje apuntan a un bicho ficticio. Un choque eléctrico resuena activado por el geólogo yankee. Ese año cae el ángel de su pedestal, el ratón Macias pierde en EUA, Pedro Infante ha muerto. Es el fin del cine de oro. La Warner Brothers ha tomado la ciudad.
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