Los tropiezos de Hidalgo
“Las cabezas de águila que se niegan a desaparecer"
México se prepara para los 150
años del inicio de la independencia y el General Tomás Sánchez Fernández
trabaja minuciosamente desde su escritorio. El motivo es que Adolfo López
Mateos tiene la idea de colocar una serie de monumentos que maquen
exactamente la ruta que siguió Miguel Hidalgo desde el grito de Dolores hasta su
fusilamiento en Chihuahua. El oficial mayor de la SEP, Manuel López Dávila,
encargó la tarea de realizar dicha ruta al General Sánchez.
Mientras Sánchez labora en su
estudio revisando con lupa cada crónica, documento e historia al respecto, en
el Dpto. de Artesanías del INBA, Tomás y José Chávez Morado diseñan una
estatua lo suficientemente accesible como para reproducirse al menos 260 veces. La solución es una cabeza de águila con la palabra “Libertad" hecha con un vaciado de concreto y varillas.
Culminado el mapa, el 15 de septiembre
de 1960 a las 12:35 de la tarde, Adolfo López Mateos y Jaime Torres Bodet
inauguraron con gran pompa la primera cabeza de Águila de la ruta de Hidalgo en el pueblo de Dolores.
260 estelas cuyo pico señalaba el sitio exacto al cual había que dirigirse para
llegar al siguiente punto de la ruta. Sin embargo apenas una semana después los
tropiezos de la ruta comenzaron.
Las cabezas eran transportadas por
ferrocarril hasta los distintos estados en que se marcaba la ruta, pero una vez
fuera de los vagones, el traslado de las piezas de concreto por aquellos terrenos
desolados (a donde el milagro mexicano jamás llegó) era imposible. Por eso muchas de las cabezas nunca llegaron a donde
debían. Así ocurrió en la Hacienda de Santa Rita en Guanajuato o en San Nicolás
de los Agustinos. Los legajos oficiales dicen que ahí están, pero solo en espíritu porque jamás llegaron. En otros lugares los planes cambiaron y se situaron “cerca”,
más no en el punto exacto.
También están los sitios de Pedro
González, insurgente a quien le atribuyen haber inventado lugares en donde estuvo
el cura entre Aculco y Valladolid pero de los que en realidad nunca se comprobó la estancia de Hidalgo: Amealco, Cuitzeo, Uriangato, o Tarímbaro por
mencionar algunos.
Por otro lado, al paso de los años,
la ruta también sufrió los estragos del tiempo. La que estaba frente a un
rancho en Santiago Tianguistenco desapareció para siempre cuando esta se le
cruzó imprudentemente a dos automóviles en un aparatoso accidente vial. La de
Guanajuato se encuentra huerfanita y semidestruida en medio del cementerio de
San Sebastián. Y la de San Miguel de Allende, sitio que tiene una pelea
histórica entre su ídolo y el cura Hidalgo, prefirieron reubicarla del centro histórico a un
camellón a las afueras de la ciudad junto a un supermercado.
Hay una asomada en las rejas de un
centro de salud en Calvillo, en Ocotlán se encuentra guardada dentro de una
planta de agua porque estorbaba para crear un cruce de caminos, la de Celaya
luce una cirugía plástica y las de Mapula y Bachimba en Chihuahua, un día de
febrero del 2020 amanecieron hechas pedazos.
La historia más lamentable ocurrió
en Valle de Santiago. Durante una fiesta de año nuevo, unos muchachos
completamente borrachos, le amarraron cohetes a la cabeza. El apocalíptico resultado
ha permanecido intacto por más de 20 años. ¿La misión? Saber que le pasaba a un
monumento sesentero si la rodeabas de palomas… ¿El resultado? Lo mismo que muchas de las cabezas de la ruta de Hidalgo. No se puede amar, lo que no se conoce...
*Chisme del día recomienda: El blog Cabezas de Águila recopila una a una el sitio donde su ubican las históricas cabezas así como una reseña detallada de la Ruta de Hidalgo
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