El triunfo del cáncer

“El mural de Leonora Carrington para el pabellón de oncología”
 
Detalle del boceto de Leonora (Fotos: Mario Yaír T.S.)

La ciencia debe servir para curar el cuerpo, pero el arte debe ayudar a curar el alma. Con esta idea nació el puesto de “Director Artístico” del Centro Médico Siglo XXI que cayó en manos de Fernando Gamboa para 1957. La siguiente misión consistía en decorar unas paredes de 112 metros en el vestíbulo del pabellón de oncología. Tres artistas serían los encargados de la obra: David Alfaro Siqueiros, Leonora Carrington y Remedios Varo.

Para cuando inició el plan, Gamboa dio el pago acordado para los proyectos. Cien mil pesos para el caballero y apenas diez mil a cada una de las damas. El tema era la lucha contra el cáncer. Cada uno comenzó a preparar sus proyectos por separado. Remedios Varo dispuso un mural al óleo destinado al edificio de consulta externa mientras Carrington y Siqueiros preparaban bocetos para el vestíbulo.

Siqueiros quiso juntar en el muro a todos los personajes involucrados en la salud pública: pacientes, enfermeras, laboratoristas, médicos. Como una ironía, Siqueiros sabía que Rivera había sido comisionado para un mural similar en el hospital de oncología, pero ese mismo año el cáncer lo había vencido. Poco sirvió irse a tratar a la URSS.
 
Mural de Siqueiros en Oncología

Por su parte, a Carrigton le interesaba el mundo holístico. Como un brebaje mágico medieval, ella entremezcló mitos griegos con relatos mesoamericanos. Los símbolos alquímicos se conjugaban con figuras esotéricas que al centro del mural serían una perfecta alusión a la transformación del ser humano. La ciencia y la razón de poco servían sin ayuda del alma y del espíritu. El mural sería entonces, una cura espiritual para los pacientes que pasaran por ahí. Una cura salida de la contemplación.

Completado el boceto, Carrington lo presentó a Gamboa con la ilusión de un mural sincretista. Al fin el gobierno mexicano le facilitaría crear un mural para su nueva patria luego del exilio. Pero el sueño acabó cuando Gamboa le dio unas palmaditas en la espalda y elegantemente dijo que su proyecto sería cancelado.

Cuando habló con su amiga sobre la desilusión, a Varo le habían dicho lo mismo. En sus memorias posteriores Varo menciona que se trató de un cuadro
que por fin no quise realizar. Al parecer Siqueiros había convencido a Gamboa de que dos extranjeras no eran aptas para crear un mural con dinero de los mexicanos… Desde que ambas habían llegado a México, los muralistas habían hecho de todo para que galeristas y curadores las mantuvieran alejadas de los museos.
 
Microcosmos - Boceto de Remedios Varo para oncología  (Imagen propiedad de ©Remedios Varo)
 
- No es por la nacionalidad – se decía María Izquierdo mientras escuchaba la historia del boicot. A ella le habían hecho exactamente lo mismo en 1945 cuando Orozco, Rivera y Siqueiros exigieron que no pintara el mural del Palacio del Ayuntamiento. Los tres grandes, decían que las mujeres no son aptas para el muralismo. Que no aguantarían estar en andamios, que las figuras que pintaban eran horrendas, que no reflejaban el duro carácter nacional que el país necesitaba. Decían lo necesario para no perder su amadísimo pedestal. Un pedestal que además de otros, también habían construido Aurora Reyes, las hermanas Greenwood.

El día de la inauguración del mural de oncología, Siqueiros narraba con singular alegría como los individuos eran el reflejo de – una sociedad superior, una sociedad más adelantada que la actual – y mostrando a los médicos y enfermeras que con orgullo había retratado, aquel pintor comunista hablaba gozosamente de acabar con la desigualdad social… mientras María Izquierdo se decía para ese entonces – Es un delito ser mujer y tener talento -
 
Boceto de Leonora Carrington para el Pabellón de Oncología

Comentarios

Más vistos

Un encuentro con la fiera del Fru-Fru

Requiém para el Cine Ópera

El último momento

Un sueño en el olvido

Los motivos de Sor Filotea