Los huéspedes de Noé

“Unicornios y castillos medievales en los tiempos de Noé”
 
Los unicornios de Querétaro (Fotos: Mario Yaír T.S.)
 
El Museo de Arte de Querétaro resguarda en su colección una serie de pinturas fechadas alrededor del siglo XVII. Son un misterio que salió de los conventos queretanos y representan la vida de Noé. En la destrucción de Sodoma y Gomorra las ciudades tienen casitas del mundo renacentista (nada fuera de lo normal). En la construcción del arca, Noé y sus hijos usan ropas típicas del siglo XVI y viven detrás de un castillo medieval. Y en el “Embarque al arca”, la escena en tercer plano que representa a los animalitos subiendo al arca de Noé con curiosas inconsistencias. Todo es habitual para el tiempo en que se hicieron las pinturas, pero enfoquémonos en un peculiar detalle de la tercer pintura.

Hay murciélagos, ciervos, gallinas, serpientes, zorros, elefantes, patos y fauna clásica de las pinturas europeas, lo que hace creer que esta no se pintó en la Nueva España. Aunque a nuestros ojos contemporáneos el hecho de que dos leones machos entren al arca podría resultar gracioso, el error es una constante en una época donde poco interesaba retratar la correcta biología africana. Quizá otro error con gracia sea la presencia de 4 ovejas en vez de dos, pero se trata de una alusión a la que se usaría como comida y la que sería sacrificada para dios.
 
Construcción del arca

Pero los más peculiares pasajeros, próximos a subir son por mucho, los unicornios. Estos seres fantásticos medievales, pese a que nunca habían sido vistos por el ojo humano, eran parte vital de las imágenes religiosas alusivas al arca; porque la biblia los mencionaba. Son nueve versículos donde los unicornios eran citados y que las traducciones contemporáneas han cambiado por rinocerontes, antílopes y hasta búfalos, pero que antiguamente se consideraban parte de la fauna habitual de dios en el mundo.

En el versículo original de Números 23:22 Dios “tiene fuerzas como de unicornio” y en Salmos 22:21 se pide ayuda a Dios “porque tú me has librado de los cuernos de los unicornios”. Habita en manadas, cuida a sus crías y es imposible de domesticar. El unicornio medieval fue un ser codiciado pues se decía que su cuerno daba protección contra todo veneno y remediaba toda enfermedad. Habituales eran las copas hechas con cuernos de unicornio que se vendían en las cortes europeas a precios de grosería por sus muchas cualidades mágicas.
 
Detalle de las ciudades de Sodoma y Gomorra

La dama y el unicornio sea quizá la obra de arte más célebre de estos míticos seres, pero no es la única. En múltiples representaciones renacentistas y barrocas, los unicornios aparecen acompañando a los nobles y entrando en las arcas. Caballos blancos como la leche con un largo cuerno en la frente tan fuerte como Dios. Exactamente del mismo modo en que subió al arca, abordó los barcos de los conquistadores y por ello el contador de la Nueva España, Rodrigo de Albornoz, aseguraba que habían sido vistos en Cíbola (hoy Nuevo México). La expedición para buscar la mítica ciudad sería el primer gran fracaso de las expediciones al nuevo continente.
 
Pero quizá el mayor misterio de la obra nada tenga que ver con los habitantes del arca y mucho con la persona ausente en las pinturas. El verdadero misterio es el nombre del anónimo pintor que legó tan curiosa obra y cómo fue esta a parar a un convento mexicano…
 
Embarque en el Arca. Museo de Arte de Querétaro

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