Amigos de la guerra

 “La complicada relación de México-Israel y una fábrica cuestionable”
 
Encabezado del periódico argentino "Nueva Sión". 1975
 
Durante el gobierno de Echeverría, una fuerte tensión ocurrió entre México e Israel por muy variados motivos. Aquellas tensiones escalaron a niveles críticos cuando el presidente ordenó firmar a favor de la Resolución 3379 en la Asamblea General de la ONU que definía al sionismo como una forma de racismo. El acto provocó un boicot liderado por judíos estadounidenses que disminuyó los ingresos del turismo hasta -7%. Un conflicto que puso en contra no solo a los países sino a las comunidades judías mexicanas y estadounidenses. Por eso al llegar López Portillo al poder lo ideal era resarcir las relaciones entre México e Israel. El resultado es una historia bastante obscura.
 
Cuando José López Portillo recibió al presidente de Israel, Efraín Katzir en 1977, este se convertía en el primer mandatario judío en visitar el país. Portillo lo recibió con simpatía diciendo – Llega usted al país que despierta cada mañana con las mañanitas del Rey David -. Sometido México a reanudar las relaciones, la visita logró concretar la creación de una fábrica de aviones en Mérida y los acuerdos se encontraron con apretones de mano y firmas.
 
La inauguración ocurrió en 1979, año clave para Israel pues mientras el mundo cultural conmemoraba el centenario del natalicio de Albert Einstein, la política aplaudía el tratado de paz al que se había llegado con Egipto. En ese marco nació en Mérida la IAI, Industrias Aeronáuticas Israelíes; que al mismo tiempo colocó en Polanco, Ciudad de México, unas oficinas para crear la Misión Permanente para América Latina.
 
Aeropuerto Internacional de Mérida (Fotos: Mario Yaír T.S.)
 
Guiños rosas a la amistad de estado, hubo muchos. Algunos de ellos impulsados por el Arquitecto Enrique Elías quien al ver la relación con buenos ojos fomentó un simposio para recordar a Albert Einstein en el Museo Nacional de Antropología. Una lista de científicos e intelectuales notables entre los que se encontraban Octavio Paz, Ramón Xireau o Sergio Nudelstejer se unieron a la celebración. Y mientras el notable acto cultural se llevaba a cabo, en Israel, la Universidad Hebrea de Jerusalén entregó el Doctorado Honoris Causa en Filosofía a López Portillo.
 
Para concluir la celebración cultural en honor al científico judío, un busto monumental de Einstein realizado por Tosia Malamud fue colocado en el parque México, donde habitaba parte de la comunidad judía mexicana. Al evento asistirían el rector de la UNAM, Guillermo Soberón, el presidente Portillo, el Embajador de Israel, Shaul Rosolio, entre otros. Todo iba viento en popa hasta que alguien se preguntó ¿cuál era la “misión” de la Misión Permanente para América Latina?
 
Antigua sede de la Misión Permanente
 
El Partido Socialista de los Trabajadores PST, había denunciado el 9 de septiembre de 1978, justo después de la visita de Katzir a México, que las Industrias Aeronáuticas Israelíes fabricaban material bélico. Se trataba, según la denuncia, de una fábrica de misiles y aviones militares operada por un general retirado el ejército israelí. En marzo de 1979, justo cuando iniciaban los festejos organizados por Elías, el semanario Proceso dio a conocer que las oficinas en Polanco operaban con “un alto número de agentes de seguridad <<no mexicanos>> que pertenecen al Servicio de Inteligencia Israelí, el Mosad”. La misión permanente consistía pues en vender material bélico a las dictaduras latinoamericanas manufacturadas en una fábrica en México.
 
Guatemala, Nicaragua, Uruguay, El Salvador. Ninguno se comparaba al principal cliente de Israel: el Chile de Pinochet, principal compradora de armas y artículos de espionaje. El negocio después se trasladó a la dictadura Argentina en donde poco importó el hecho de que los generales argentinos tuvieran simpatía por el antisemitismo. Lo negocios bélicos de Israel que la comunidad judía mexicana (e internacional) ignoraban, se realizaron en el más profundo silencio y la prensa tardaría años en acceder a la información.
 
En 1980 el busto de Einstein fue inaugurado ignorando los primeros reportes de la prensa. Para entonces Proceso describía las oficinas de Polanco como “una verdadera fortificación […] cuenta con instrumentos especiales, circuitos cerrados de televisión, puertas electrónicas de acero de 20 centímetros de espesor. Ningún escudo o cartel la identifica como perteneciente a la embajada de Israel”. 26 años atrás, Einstein mencionaba a un periodista cuando le cuestionó sobre la carta que habría desembocado en la bomba atómica – He cometido un gran error en mi vida…
 
Monumento a Albert Einstein

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