El hogar del poeta y el poeta del hogar

“De como Juan de Dios Peza se convirtió en el abandonado poeta del hogar”  

Casa decimonónica en Jalisco (Fotos: Mario Yaír T.S.)

Nuestro chisme que hoy reza
Se decora con música de salterio
Pues es un obscuro misterio
Del gran Juan de Dios Peza

Conoció a mujer libre y culta
Con la cual el poeta se compromete
Y en noviembre de 1877
La boda entre ellos se faculta

Era Concepción Echegaray
Dama de dotes literarios
Que a decir de muchos varios
Del verso era samurái

Pero en el México decimonónico
La mujer, pensar tiene prohibido
Y el malestar era sinfónico
Más si competía con el marido

Casa decimonónica en Yucatán
 
Siete años pasaron
En un silencio amargo
Pues nunca revelaron
Lo que ocurría en el lecho

Y siempre al asecho
Estaban los curiosos
Cotilleando el despecho
Que sentían de los esposos

Por eso aseguran los mirones
Que cobijada por la noche
Concepción abordó un coche
Y huyó sin explicaciones

Y cuando el poeta despertó
Y buscó con presura
Abandonado se vio
A cargo de tres criaturas

De nuevo salieron a criticar
Al poeta glorioso
Ahora le gritaban mandilón
De verso cursi y empalagoso
 
Casa decimonónica

En boca de todos estaba el suceso
Del divorcio del intelectual
A ella la acusaban de menstrual
Y a él de pequeño frambueso

Pero al final él salió ileso
De aquellos obscuros días
Volviose amigo de Porfirio Díaz
Y miembro emérito del congreso

Y ella lejos del avispero
Fue una sombra misteriosa
De cuya vida azarosa
Se desconoce su paradero

Hoy la casa luce silenciosa
No revelan el testimonio
Guardan las paredes vanidosas
Lo que llevó a fin al matrimonio

Y aunque del poeta una placa pesa
El tiempo hoy ya calló
Al evento que lo deprimió
Y al secreto de los Dios Peza
 
Juan de Dios Peza y sus hijos

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