La decisión del obispo
“El día que el obispo Palafox y
Mendoza tuvo que decidir el destino del virrey”
La situación en la Nueva España es
delicada. Por orden del rey Felipe IV llegó a la Nueva España el Duque de
Escalona, Diego López Pacheco en calidad de virrey; pero en menos de un año,
los portugueses declararon su ruptura con la monarquía española y coronaron al
Duque de Braganza como su rey Juan IV. Lo delicado de la situación radicaba en
que el virrey Diego Pacheco era primo hermano del Duque de Braganza y los altos
círculos de la nobleza no saben si su fidelidad está con España o con Portugal.
En medio del conflicto se encontraba el obispo de Puebla, Juan de Palafox y
Mendoza, quien había sido enviado por el rey como visitador.
Todo comenzó en abril de 1641 cuando
el virrey recibió una Real Cédula donde le ordenaban el inmediato embargo de
los barcos portugueses que llegaran a la Nueva España. En su cargo de
visitador, Palafox debía revisar el correcto funcionamiento de las
instituciones en el virreinato para informar todo detalladamente y de primera
mano al rey, por eso el rey le escribía casi en secreto las órdenes que había
dado para que Palafox inspeccionara al virrey.
Diego Pacheco no dio a conocer la
Real Cédula en Nueva España, de hecho levantó dos compañías navieras en la cual
el portugués Vaez de Acevedo estuvo al frente de una flota. Palafox comenzó a
sospechar del virrey cuando los carmelitas descalzos le comentaron el rumor de
que Pacheco planeaba quedarse con la corona novohispana a nombre de su primo,
por eso el obispo actuó con prudencia. Palafox escribió al virrey “moderar su
conducta” y desde Puebla escribió una carta al rey para cambiarlo de puesto.
Palafox envió la carta con su
mensajero carmelita Pedro de San José, pero cuando este llegó a Veracruz
descubrió que ninguna embarcación podía partir del puerto por órdenes de
Pacheco. El corregidor de Veracruz detuvo a Pedro, lo desnudaron y lo
interrogaron para saber que llevaba en las cartas y lo que hacía, pese a que la
alta autoridad del visitador Palafox exigía no impedir su paso por ningún
motivo. Cuando Palafox se enteró, no entendía si Pacheco lo hacía para evitar
que sus cartas llegaran al rey o si planeaba detener alguna conspiración
portuguesa. Las tensiones en el virreinato aumentaron.
En mayo de 1642 con máximo secreto
llegó desde España una carta a Palafox. Felipe IV le comunicaba que dada la
compleja situación que se escapaba de sus manos, había decidido por nombrarlo
Virrey, Gobernador y Capitán General sustituyendo al Duque Diego Pacheco. Pero
antes de ocupar el cargo, debía elegir entre 22 Cédulas Reales que el Rey había
firmado para entregar una al Duque.
Palafox viajó oculto con una túnica
café a la Ciudad de México en el carruaje más modesto del obispado. En una
reunión secreta, para que quedara en cierto lo que el rey había mandado, mostró
las cédulas al alcalde Pedro de Oroz, al contador del tribunal y a los
secretarios de cámara y de gobierno. Con presencia de los oidores, las 22
cédulas fueron leías. Cuando comenzó la lectura, Palafox descubrió que estas informaban
al virrey que había sido destituido de su cargo pero todas de modos muy
diferentes.
En una el rey le solicitaba ir a
España para “honraros y favoreceros”, en otra que “He resuelto que D. Juan de
Palafox […] os prenda y haga poner en la plaza”. Una lo solicitaba con urgencia
para cubrir cierto puesto y una más donde “ordeno y mando a los ministros y
oidores de mi Audiencia Real, de la ciudad de México, […] que habiendo
sospechas fundadas, si fuera menester, y no hubiere otro camino seguro que
quitarle la vida, lo hagan, cómo y en la forma que fuere menester”. 22 ordenes
tan diferentes de las cuales Palafox debía elegir la más adecuada. 22 órdenes
tan distintas todas firmadas el 18 de febrero de 1642 con Yo, el Rey.
Sabiendo todos que la decisión final
quedaba en manos de Palafox, le entregaron las cédulas para elegir la más
adecuada. Al día siguiente el Duque fue despertado de su lecho por los oidores
que tenían las cédulas elegidas en mano. Diego Pacheco las leyó con atención y fue
enviado al convento de Churubusco. Una hora más tarde Juan de Palafox entró al
Palacio Virreinal ordenando de inmediato confiscar todos los bienes de Pacheco,
apresar a sus criados y a todos los portugueses de la Nueva España
destituyéndolos de cargos públicos. Ordenó encarcelar al corregidor de Veracruz
en San Juan de Úlua y el inmediato embarque y salida de cualquier barco
portugués en aguas novohispanas. Días más tarde, el Duque zarpó con rumbo a
España con las cédulas en mano para presentarse ante el rey.
Al llegar mostró las cédulas
recibidas. Eran las más benévolas de todas; las que le pedían al Duque
presentarse ante el rey para un nuevo cargo. El rey lo nombró entonces virrey
de Navarra para tenerlo vigilado con cautela. El Duque se quejó por la
confiscación y se le devolvió parte del dinero. El rey lo vio partir de la
corte rumbo a su nuevo encargo.
Diego Pacheco ignoraba que mientras
los carmelitas lo alojaban, Palafox investigaba con sirvientes y navegantes si
había sido leal o traidor. Para cuando Pacheco llegó a España, el rey ya estaba
ampliamente informado sobre el duque. Palafox sería entonces la carta más leal
del imperio y a partir de ese día su poder en la Nueva España solo se vería
crecer.
Saludos a todos los amantes de la historia!!!
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