Mil recuerdos por Segundo
“Un cubano en la vida nocturna
mexicana”
Mucho antes de la Revolución Cubana, muchísimo antes de
Castro, incluso antes de la II Guerra Mundial, llegó a presentarse por primera
vez fuera de su país Francisco Repilado. Eran los tiempos de la radio, de los
cabarets, de la vida nocturna desenfrenada y Hatuey, el cuarteto con quien
Repilado tocaba, estaba listo para dominar la ciudad. Hatuey habían sido
invitado por el mismo “León” Azcárraga para tocar en un cabaret frente a la
Plaza de Toros hasta las 9 y presentarse tres meses seguidos en la XEW. Repilado
y su grupo tenían que presentarse a marchas forzadas en un México agitado,
ávido de bailar y conocer el son cubano.
La noche era el alma de la ciudad aquel 1938. Estando en
Garibaldi conoció a una muy joven María Félix que sin ser aún la doña, los invitó
a comer un mole de guajolote que ella misma preparó para los cubanos. Otra de
esas noches conoció a Crisóforo Chávez en un bar de Balderas. Los Hatuey
hicieron amistad con él a tal grado que de pronto no los ubicaban en la calle
sin Crisóforo.
Los tres meses se convirtieron en cuatro y luego cinco,
hasta que Repilado ya se encontraba casi viviendo en un hotel de Balderas. Tuvo
una novia en la calle de Galeana, se presentaba en el Teatro Alameda, trabó
amistad con el Trio Calaveras, compartían escenario con Pedro Vargas en el
Tenampa y se permitía platicar con Toña la Negra o con un Cantinflas que apenas
se lanzaba al estrellato. Con el cine de oro iniciando su vida, Hatuey
musicalizó dos películas, “México Lindo” de Ramón Pineda y “Tierra Brava” de René
Cardona. Terminando el trabajo salían con Crisóforo a alguna cantina o a
caminar por la Alameda.
Video: Chana, interpretada por el cuarteto Hatuey
México se había vuelto su segunda patria al igual que la
de muchos cubanos que buscaban lanzarse al estrellato usándolo como primer
peldaño, como Bartolomeo Moré. Sabiendo Repilado que en México a los burros se
les decía Bartolomeos, fue él quien decidió bautizarlo como Benny para que no
le dijeran burro; Benny Moré.
Con sus ahorros en el banco y un México prometedor, la
expropiación petrolera que Cárdenas inició, desencadenó una serie de
devaluaciones que orillaron a Repilado a salir de ahí. Antes de irse, Crisóforo
Chávez sacó un pañuelo y cada uno de los miembros del cuarteto hizo un nudo en
cada esquina. Los viejos miembros de Hatuey acordaron que solo si regresaban a
México podría desatar cada quién su nudito. Los amigos se despidieron y
Crisóforo guardó el pañuelito.
Repilado volvió a Cuba dejando atrás su segunda patria,
sus amigos y sus recuerdos. Años después Fidel Castro también partía de México
rumbo a la isla para iniciar la revolución. Lo que Repilado no imaginó fue que
la Revolución Cubana privilegiaría a los soneros como bandera cultural de la
nación y lo lanzaría a una fama desmedida. Repilado quedó atrás y comenzó la
leyenda de Compay Segundo...
¿Qué sientes por México?, le preguntaron para La Jornada
en 1999 a punto de dar un concierto en el Auditorio Nacional - Es bueno ir a
lugares donde uno se entiende con la gente. Pides café y te traen café. En
otros lados pides café y a lo mejor te traen agua. Entonces, no nos entendemos.
Sintiéndose mal por haber regresado y no encontrarse con
sus viejos amigos, en 2002 después de dar un concierto en el Zócalo, Compay buscó
a su viejo amigo Crisóforo. Al llegar al lugar donde se encontraba los
recuerdos lo abrumaron. Los viejos micrófonos de la radio, la elegante sociedad
de traje y sombrero, las copas alegres de los cabarets. Compay se sentó sobre
la tumba de su amigo y dijo - Dame acá el pañuelo ese pa’ desatar mi nudito…
Un año después Compay lo acompaño en la eternidad. Con él
se desvanecieron los recuerdos del México de Repilado que lo veían caminando
sobre Balderas en las frías noches teñidas de aroma a puro y sabor a café.
*Este chisme fue originalmente escrito para Warp.la (fue editado para este blog).
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