Un cirujano respetado

“Nos juntábamos para masturbarnos, chuparnos el pipí y ver quien lo tenía más grande” 
 
Detalle del dibujo de Eisenstein “Variedades de la perdida (Fotos: Mario Yaír T.S.)
 
“Mi grupito de amigos y yo escogimos un lugar muy escondido, donde platicábamos, comíamos tamarindo con sal y muchas veces, nos medíamos los pipís para ver quién lo tenía más grande. Al mayor de todos le gustaba chuparnos el pipí”. Quienes leyeron aquellas palabras en el libro “Juntando mis pasos” publicado en el 2000, se escandalizaron. No solo por el erotismo homosexual, sino porque habían salido de la pluma de Elías Nandino.

Elías Nandino era un “Contemporáneo” aunque nunca escribió en esa revista. Se graduó en Medicina de la UNAM en 1930 y pronto fue jefe de cirujanos del Hospital Juárez y médico cirujano de la penitenciaría. Miembro de la Sociedad de Traumatología de la Cruz Verde, Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes 1979, Premio Nacional de Ciencias y Artes 1982, y Medalla José Clemente Orozco 1989. Un hombre a quién describen con la maestría del bisturí tanto en el consultorio como diseccionando palabras para sus poemas. 

Elías Nandino (Foto colección del INBA)
 
Con su sueldo de médico, pagó la publicación de “Estaciones” (1956 a 1960) donde debutaron José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Sergio Pitol, Emilio Carballido, Homero Aridjis y muchos más. El respetado hombre de arte y ciencia cuyo busto decora los pasillos del Hospital de Jesús y que mereció homenajes en vida dentro de la Palafoxiana… El venerado poeta que murió en 1993 para descansar en Cocula por la eternidad… Ese hombre reveló a su muerte, tras la publicación de su autobiografía, que se masturbaba con otros hombres, se acostaba con sus galanes y se medía el pene con sus amigos.

Cuando Sergei Eisenstein (el hombre que plasmó la revolución socialista rusa en el cine) llegó a México en 1930, prefirió trabar amistad con los contemporáneos y no con los comunistas nacionalistas del pincel. Compartir ideales era lo de menos, lo mejor, era compartir la cama. Así fue como conoció a Nandino, quien por alguna razón lo llevó al Juárez para que conociera como se hacía una circuncisión. Al volver a su hotel, inspirado, Eisenstein tomó una pluma y comenzó a dibujar.

Pronto nació el proyecto cinematográfico “¡Que viva México!”. Eisenstein plasmó en el celuloide todo lo que le maravilló del país postrevolucionario. Para la secuencia del día de muertos, Nandido le prestó unos esqueletos de la Escuela de Medicina, pero Eisenstein quería hacerlo participe de la filmación. Hablando en grupo, una constante cayó en la mesa de los amigos; la hipocresía católica en el país de la decencia. Nandino cuenta “estoy seguro que esos padres violaron más mancebos que mujeres”.
 
Dibujo de Serguei Eisenstein en la colección Carlos Monsiváis

Por eso filmaron un segmento en la Academia de San Carlos criticando a la iglesia. Eisenstein se disfrazó de obispo mientras Salvador Novo y Nandino lo acompañan detrás. Al terminar la filmación, Eisenstein le dio un papelito a Nandino – te hice un retrato – le dijo. Los años pasaron y la escena nunca quedó en la película. Y el dibujo, junto con muchos otros que el cineasta realizó durante su estancia fue a caer a manos de Monsiváis. El Museo del Estanquillo lo sacó a la luz en 2016: “Variedades de la perdida” se titulaba. Una alusión a la circuncisión que aún causa escándalo en las mentes conservadoras. Qué fácil es imaginar la homosexualidad en un artista, pero que difícil la de un doctor.

Antes de morir Nandino escribe en su autobiografía: “Quiero que estas confesiones ayuden a que dentro de la sociedad la gente tenga libertades; que pueda vivir y ser como piense es mejor, sin tener que simular para evitar el juicio de los demás, como muchas personas con quienes tuve trato amistoso o médico. Esta serie de cosas raras, y a veces hasta fatales, que la hipocresía va creando […] es mejor que se terminen, y a eso quiero contribuir a través de mi historia.”
 
Variedades de la perdida de Sergei Eisenstein (1931)

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