Un hombre entre las sombras

“Así eran las intrigas reales en el mundo prehispánico”
 
Detalle de la Casa de las Águilas (Fotos: Mario Yaír T.S.)

Hay mucho que decir sobre la grandeza de los emperadores prehispánicos. No solo eran estadistas, sino que también eran guerreros y sacerdotes que la gente creía con poderes sobrenaturales; pero lo cierto es que eran tan humanos como cualquiera de los campesinos, como cualquiera de los comerciantes. Tlacaelel es parte de esa familia real guerrera, sacerdotal y estadista que habita la pequeña Tenochtitlán, una ciudad que sirve a los tepanecas de Azcapotzalco como carne de cañón en las invasiones. Pero son tiempos turbulentos, pues el señor Tezozomoc de Azcapotzalco acaba de morir...
 
Para tener control sobre su imperio, Tezozomoc había nombrado a sus 11 hijos como señores de las ciudades que le servían. Entre ellos a Maxtla quien era el gran señor de Coyoacán. También estaban los nietos de Tezozomoc, Chimalpopoca de Tenochtitlán y Totoquihuatzin de Tlacopan quienes le debían obediencia. Pero cuando Tezozomoc murió, dejó en el trono a su hijo Tayatzin, cosa que encolerizó a Maxtla quien se sentía heredero legítimo de la cabeza del imperio. Maxtla planeó asesinar a su hermano.
 
Panel de Totoquihuatzin
 
La usurpación del trono tepaneca que Maxtla tomó a la fuerza dejó inconforme a la realeza, pero no lo suficiente como para hacer algo. En Tenochtitlán, Tlacaelel vio la oportunidad perfecta para acercarse al poder por medio de su señor. Se dice que los sacerdotes guerreros Tlacaelel e Izcóatl intentaron persuadir a Chimalpopoca para declarar la guerra contra Maxtla. Si Chimalpopoca accedía, este se volvería cabeza del imperio y sus allegados ascenderían a mayores puestos de poder. Sin embargo Chimalpopoca creía que eso solo provocaría mayor inestabilidad sin mencionar que el ejército no estaba preparado para enfrentar al gran Azcapotzalco.
 
Al calor del momento, Maxtla se enteró de las intrigas que se urdían en su contra y mandó apresar a Chimalpopoca dentro del palacio de Tenochtitlán hasta que se calmasen las aguas. Fue entonces que Tlacaelel e Izcóatl planearon asesinar a Chimalpopoca haciendo creer a la aristocracia de Tenochtitlán que Maxtla lo había ordenado. Lo mantuvieron preso como Maxtla pidió, pero dejaron de alimentarlo hasta que el tlatoani murió de inanición. Logrado su cometido, el hecho escandalizó aún más al reino entero y la indiferencia de Maxtla terminó por fortalecer las intrigasen su contra.
 
Para protegerse, Tlacaelel convenció a Izcóatl de tomar el trono con el apoyo de los sacerdotes, guerreros y aristócratas de Tenochtitlán. Pero Chimalpopoca tenía razón, la ciudad no estaba lista para enfrentarse en las armas con Azcapotzalco. Lograr el apoyo del señor de Texcoco, Nezahualcóyotl fue sencillo pues ya tenía problemas personales con los tepanecas, pero faltaban más adeptos. Por eso Tlacaelel usó a la sacerdotisa que encarnaba a cihuacoatl para convencer a Totoquihuatzin de unirse. Así al calor del momento nació la Triple Alianza con el fin de avanzar sobre Azcapotzalco, reducirla a cenizas y afianzar el poder. El resto es historia. La aplastante victoria planeada por intrigas acabó dando nacimiento a la Gran México-Tenochtitlán. 
 
Izcóatl en el Museo del Ejército
 
Al triunfo de la Triple Alianza, Tlacaelel fungió como consejero del tlatoani y tuvo más participación en el imperio de lo que se cree. Cuando Izcóatl ordenó la reforma religiosa que quemó códices y reescribió la historia para mostrar a los aztecas como un pueblo elegido, Tlacaelel fue quien le dio la idea. La reforma que mencionaba que solo los artículos de lujo podían ser de la nobleza y que acabó deificando a los tlatoanis, fue planeada por Tlacaelel. Cuando Moctezuma Ilhuicamina ordenó la construcción de un Templo Mayor, Tlacaelel lo convenció y se puso al frente de la obra. En la represión que Axayácatl puso sobre Tlatelolco cuando estos se alzaron en un golpe de estado, Tlacaelel estuvo involucrado. Al final de sus días, el consejero de tres Tlatoanis seguidos murió pacíficamente en su palacio personal que había logrado forjar a base de la riqueza que amasó como estratega y consejero.
 
Tlacaelel es pocas veces mencionado y generalmente ignorado por la historia. Muchos códices y crónicas se enfocan en las grandes cabezas del poder mexica dejando de lado los nombres de quienes estuvieron detrás de esos rostros. Muchas veces en la historia del mundo, el poder se afianza no en quienes creemos poderosos, sino en quienes están detrás de esos personajes, asentados en la discreción de las sombras, moviendo los hilos a su favor.
 
Monumento a Izcóatl

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