Único en su especie
“¿Cuál es el animal de << la casa
del que mató al animal >>?”
Existe un inmueble en Puebla al que
popularmente se le conoce con un curioso nombre: “la casa del que mató al
animal”. De la casa original no quedan más que los ornamentos que formaron
parte de las puertas de entrada; son piedras labradas en estilo plateresco pero
representando grutescos, es decir, ~ escenas caprichosas en espesos follajes
protagonizadas por sabandijas y otras alimañas ~ según la descripción de academia.
La leyenda dice que en tiempos virreinales un animal bajaba
del volcán de La Malinche asolando a los poblanos. Era un ser tan agresivo que a cualquier encuentro con él, este simplemente atacaba. Ya las víctimas eran varias aunque habían sobrevivido pero en una ocasión si murió alguien, el hijo del afamado Don Pedro Carvajal. Fue tanta su indignación ante la inacción de la autoridad que
ofreció la mano de su hija, conocida por sus bellas facciones, a cambio de
aquel que le trajera muerta a la bestia. Sería un soldado quien acudió al
llamado y por ello contrajo nupcias con la mujer. En su honor se colocaron los
ornamentos platerescos frente a la fachada de la casa en que vivió.
De ahí en adelante las versiones
varían. Una habla de que la pareja ya estaba enamorada pero separada por los
celos de su padre. Otros dicen que la casa fue en realidad el obsequio. Hay quienes se aventuran a decir que el hijo salió como en el cuento de caperucita. Pero lo que
absolutamente nadie atina a decir es ¿cuál era el animal? Estas son las teorías:
Las primeras versiones hablan de
una criatura dragonesca, quizá algún cocodrilo o algún lagarto gigante raro para zona. Otros aseguran que se trató de una serpiente enorme y sigilosa. Quizá ligada a los mitos indígenas de Quetzalcóatl o de las mujeres culebra que vivían en los ríos en busca de hombres desprevenidos.
La versión más intrigante es la de cuitlamiztli una de las criaturas más
misteriosas de México. Los españoles le llamaban la onza y para los
mexicas era producto de la mezcla entre un lobo y un jaguar. Esto resultaba en
una especie de puma gigante completamente agresivo. Una especie que ha
escapado a la ciencia pero que las crónicas aseguran existió en la casa de fieras de Moctezuma, pues
así lo describe Bernal Díaz del Castillo, y que también se le vio en otras latitudes
pues el propio Colón narró un encuentro con él en Jamaica en 1503.
Pero sin duda alguna la versión más aceptada dicen
que era un coyote gigantesco o un lobo con uñas de águila y piel de tigre; una
especie de hombre lobo como aquellos que se habían visto en la Europa medieval.
Tanto en Europa como en la Nueva España se creía que los hombres lobo eran seres enfermos que entraban
aullando a los cementerios por las noches y atacaban a las personas
desprevenidas desgarrándolas con sus enormes fauces. Posteriormente se les llamaría lunáticos y para la época ilustrada en efecto se trataba de enfermos mentales agresivos, pero que no se convertían en ningún animal.
Lo cierto es que nadie ha sabido
cuál es la verdadera identidad del animal que aquella tarde del siglo XVII un
soldado salió a cazar a las faldas de la malinche y que atemorizaba a quienes
vivían en las orillas de la ciudad. Quizá porque simplemente se trata de historia inventada por
aquellos que al voltear a ver la fachada de aquella casona misteriosa se envolvía en la
extraña escena de las piedras del lugar.
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