Corriendo sobre una nube
“Caminar y textear puede poner en riesgo tu seguridad... el primero en llegar gana”
¡¡¡Y
ARRANCAN!!! Es el año 2019. Vestido con un horroroso overol blanco
parchado con tristes alegorías a la mensajería instantánea, el joven
performancero Santiago Muedano agita frente al Monumento a Álvaro
Obregón, una bandera amarilla chillante comenzando a caminar.
Detrás de él lo sigue un sequito de personas con celular en mano que responden mensajes de WhatsApp: “¿A quién le mandaste tu primer mensaje de texto?” “Envíame un zumbido” “¿Cuál fue tu primer correo electrónico?”. Las personas de todos sexos y edades responden con la mayor coherencia posible sin perder de vista el liderazgo de Muedano.
De lejos parece un desfile de personas pegadas al celular. Pasan por el parque, cruzan insurgentes, invaden la ciclopista y entran al centro comercial Pabellón Altavista. Es la Primera Gran Carrera Caminando & Texteando que tiene como meta el segundo piso del Museo de Arte Carrillo Gil. Ninguna calle se cierra, el metrobús sigue pasando, la gente se cruza en la plaza. Es básicamente la vida cotidiana de un citadino convertido en espectáculo de arte actual.
Detrás de él lo sigue un sequito de personas con celular en mano que responden mensajes de WhatsApp: “¿A quién le mandaste tu primer mensaje de texto?” “Envíame un zumbido” “¿Cuál fue tu primer correo electrónico?”. Las personas de todos sexos y edades responden con la mayor coherencia posible sin perder de vista el liderazgo de Muedano.
De lejos parece un desfile de personas pegadas al celular. Pasan por el parque, cruzan insurgentes, invaden la ciclopista y entran al centro comercial Pabellón Altavista. Es la Primera Gran Carrera Caminando & Texteando que tiene como meta el segundo piso del Museo de Arte Carrillo Gil. Ninguna calle se cierra, el metrobús sigue pasando, la gente se cruza en la plaza. Es básicamente la vida cotidiana de un citadino convertido en espectáculo de arte actual.
En el museo, la cédula del curador Tómas Pérez interpreta la carrera en como “la forma en que interactuamos con nuestro entorno se ha visto afectada por nuestro uso de los dispositivos móviles y la extensión de la corporeidad que representa”. En Instagram el artista pregunta a los asistentes que opinan de ella “no importa si fueron o no, si les pareció una wea ridícula o así”…
Adentro del museo están las personas con quienes se mensajeaban constantemente. Si el corredor deja de contestar, es descalificado. Los trofeos son tres espantosas lámparas de neón. El tercer lugar un recuerdo al texto contestado; el segundo lugar la nostalgia de un blackberry destrozado por el tiempo; el primer lugar, la texteadora de oro posada sobre las palomitas del doble visto.
Entre aplausos y vivas, los corredores llegan al museo. Una vez dentro se encuentra la línea de meta y un podio en donde los esperan los máximos jueces de la justa deportiva: artistas, curadores y millenials varios. Finalmente se rompe la cuerda ¡Y EL GANADOR ES…!
¿Acaso importa? Terminado el performance se agradece a los participantes y los trofeos vuelven a su estante en el museo. La experiencia se exhibirá como obra de arte por unos meses. La muestra se presenta como el descubrimiento de cómo lo real y lo virtual conviven constantemente en las nuevas generaciones. ¡Así es! Descubrieron el hilo negro de la postmodernidad...
Y mientras en el museo se cierra la muestra, en las noticias también se descubre otra “novedad”. El encabezado de Telemundo.com menciona “Caminar y textear puede poner en riesgo tu seguridad”. De hecho es una práctica que en Honolulu está prohibida. La estadística del Sistema Nacional de Seguridad menciona que en México mueren 32 personas al día a causa de textear y manejar (50% no iba dentro del auto).
¡¡¡Y arrancan!!! ¿Quién es el ganador de la actualidad? ¿Si le llega un mensaje, lo responde de inmediato o prefiere esperar? ¿Interrumpe la comida familiar para entrar al mundo virtual? ¿Qué es más importante; voltear a ambos lados antes de cruzar la calle, o darle like al meme que acaba de llegar? En espera de la Segunda Carrera del Carrillo Gil, la era contemporánea nos parece extraña… como si hubiéramos olvidado que las mismas preguntas nos hacíamos al usar el walkman, la sesentera radio de baterías y el periódico al caminar. Gente que se aterra o se maravilla de la novedad. Mundo virtuales y gustos culposos que amamos habitar.
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