Lucha perdida
“Así ocurrieron los últimos momentos
de vida de Lucha Reyes”
Los vecinos de la
Algarín lo saben; ahí vive Lucha Reyes. Es la mujer que convirtió su voz salida
del alcohol en la mejor compañía del desconsuelo. Es la reina de la canción
ranchera que domina las pantallas o los escenarios donde se presente. Es el
melódico llanto que retrata las tragedias amorosas desde la XEW. Ahí vive Lucha
Reyes, ahí pasa las tardes bebiendo botellas de tequila para ahogar sus
recuerdos. La que camina por las calles de la colonia ocultando los golpes en
el rostro que le acaba de propinar su última pareja, el general Antonio de la
Vega. En esa casa se oculta Lucha Reyes.
Era difícil ver a
aquella mujer brava tan destruida. Se ponía al tú por tú con los hombres y en
una ocasión mientras cantaba, el alboroto de un militar ebrio provocó que
llegara hasta su mesa y le diera un sonoro golpe en la cara. Él sacó la pistola
y ella solo gritó ¡Que te parió tu chingada madre que sólo eres valiente frente
a una mujer! Fastidiada de las decepciones amorosas y de la depresión, apenas
en abril la noticia de principios de cáncer en el estómago acabaron por
destruirla. Lola Beltrán decía que para entonces había perdido todo, hasta su
manera bronca de ser.
Postrada en una
silla día y noche, Lucha se refugió en el alcohol como había hecho tantas veces
antes. Luego de 10 días de mantenerse en casa con las cortinas cerradas, aquella
mañana del 24 de junio de 1944, Lucha Reyes estaba más lucida que de costumbre.
Llamó a su hija adoptiva de 10 años, María de la Luz, y la mandó a la farmacia
por unas medicinas antes de despertar. Ella corrió presurosa, al fin la
depresión había cedido y su madre había decidió tomar un remedio para calmarlo.
Al volver a la
casa le dio el frasco a su madre aun mareada por los restos del tequila de la
noche anterior y se fue a jugar. Como a la una de la tarde, la niña dio una
vuelta por la casa, no hallaba a Lucha por ningún lado y eso ya era extraño.
Debía estar haciendo la comida o sentada en su silla junto a la ventana pero
nada, las cortinas estaban cerradas como siempre. La niña entró a la habitación
de su madre y la vio acostada.
- ¿Mamá? – le
dijo despacito con un toque en el hombro - ¡Mamá! – llamó más fuerte
sacudiéndola - ¡Despierta! – decía mientras se entrecortaba la voz prediciendo
lo acontecido. Por las calles de la colonia los vecinos vieron correr a la niña
envuelta en lágrimas con dirección a la casa de sus tíos. Lucha seguía
respirando, pero 25 de las 40 pastillas de barbitúricos no estaban en el
frasco. La ambulancia de la cruz roja anunciaba con sirena su llegada ante
los curiosos que veían salir en camilla a la cantante. Uno, dos, tres, cuatro
lavados intestinales pero nada surte efecto.
La agonía es
pavorosa, los familiares no soportan verla con la máscara de oxígeno ni con las
jeringas pegadas al cuerpo dando pistas de la transfusión sanguínea. Desde que
su madre salió de casa, ya no la volverá a ver. A las 2:20 de la madrugada del
25 de junio de 1944 murió Lucha Reyes. Félix Martín Cervantes, exesposo de
Lucha y entonces comprometido con Margo Su, debió hacerse cargo de la niña.
Otra tragedia está a punto de iniciar cuando es enviada a un orfanato y la
historia la pierde de vista. Entre queriendo y no los vecinos apuntan a la
casa… Ahí vivía Lucha Reyes con María.
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