Estar en buena compañía

“Una astuta compañía porfiriana y la corrupción -legal- del porfiriato” 
 
Edificio Paris (Fotos: Mario Yaír T.S.)
 
Es 1904 y el moderno México porfiriano necesita una empresa a la altura de los intereses de la nación. Así en un acto truculento el Banco Mutualista cedió todos sus bienes al Banco Americano y más tarde este haría lo mismo a una nueva asociación llamada Compañía Bancaria de Obras y Bienes Raíces S.A. Con la inteligente movida empresarial, ambos bancos (poseedores de las cuentas más importantes de empresarios y funcionarios mexicanos de la época) lograron crear una nueva empresa dedicada a la modernización. Esta es la historia de cómo la corrupción construyó este país.

Su primer trabajo fue comprar terrenos venidos a menos y fraccionarlos. Así nacieron la Colonia Condesa, la Juárez y la San Rafael. Sus siguientes pasos serían juntar a los principales empresarios del rubro modernizador para concentrar el poder de la compañía. Es decir, la compañía favorecía a cada accionista subcontratándolos por ser dueños de diversas empresas: la Compañía Mexicana de Pavimentos, la Compañía Explotadora de Hule, la Compañía Mercantil Mexicana, La Sociedad de Mármoles, Cal y Arena Buenavista, en fin. ¡Un negocio redondo!

Societé Fonciere de Mexique

Pasarían solo 5 años, para que la tarde del 13 de julio de 1909, la compañía cambiara su nombre por la Societé Fonciere de Mexique. Curioso nombre para una compañía en la que ninguno de sus miembros era francés. Y para agregarle una cereza al pastel, hallaron como inmueble sede el ecléctico edificio París en la novedosa calle de 5 de mayo.

Siendo uno de sus miembros, marido de una hija de Porfirio Díaz, los miembros de la Societé consiguieron por mero dedazo que el presidente les aprobara contratos sin licitación alguna y con presupuestos iniciales generalmente nunca revelados. No solo eso, sino que habían logrado que junto con el contrato se firmara una cláusula que decía que en el caso de que Porfirio Díaz abandonara el poder, los contratos no se disolverían...

Al llegar 1910 y con la riqueza concentrada en sus arcas, la compañía se encargaría, entre otras cosas, de pavimentar las principales calles del centro (Av. Juárez la primera de ellas) y de proveer el material de construcción para el Palacio de Bellas Artes, el Ángel de la Independencia, La Castañeda, el Palacio Legislativo (monumento a la revolución), la Cámara de Diputados, la Secretaria de Comunicaciones (MUNAL) y toda obra que el centenario trajera a la ciudad. Tal cantidad de dinero en exceso les permitiría organizar el gran desfile del centenario, las tertulias, los banquetes de honor o presentaciones artísticas durante la inauguración de cada monumento del país y las grandes fiestas del centenario.
 
Edificio Paris

Al estallido de la revolución, la cláusula de monopolio solo fortaleció a la compañía. Con los aires revolucionarios, estos compraron las principales haciendas del país y las fraccionaron para venderlas a la naciente clase media por cómodos abonos pequeños a largo plazo. La práctica los mantendría concentrando la riqueza del país hasta 1930 cuando la postrevolución permitió la entrada de nuevos personajes a los truculentos negocios.

Seguramente usted conoce al menos a uno de estos viejos empresarios profirianos: Leandro Payró (el hombre que pavimentó el país y a quien se le comisionó el desagüe en México), José Luis Requena (el dueño de la asombrosa joya en Art Nouveau, la Casa Requena), Enrique Tron (dueño del Palacio de Hierro tras fundarlo su padre), Guillermo Landa y Escandón (el gobernador del DF que compró castillos en Europa para su familia), Francisco Rincón Gallardo (el acaudalado marido de la hija de Don Porfirio) y Hugo Scherer (el millonario banquero alemán de quien paradójicamente uno de sus descendientes se dedicaría a desenmascarar desde el periodismo a la corrupción mexicana…).

¿Corrupción? ¿Dónde? Las empresas sin licitación, los dedazos presidenciales, las compañías subcontratadas, la fusión de capitales… todo fue, como aún se hace hoy en día, completamente legal.
 
Calle 5 de mayo

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